GlobalIniciativasNoticiasLa varroa destructora en las abejas

mielimperialometepe5 años 12718 min

La varroa es un ácaro destructor que produce una enfermedad comúnmente conocida como varroasis que constituye el principal problema de la apicultura en cualquier país del mundo.

Este ácaro es bien diminuto, suele medir entre 1 y 2 milímetros, pero su radio de acción es tan destructor que puede volver susceptibles a las colmenas a cualquier virus o provocar su muerte en un corto periodo si no se ejerce un control oportuno.

Los apicultores nicaragüenses no están exentos de los peligros que puede provocar este ácaro destructor en las colmenas.

“Tenemos el mismo nivel de afectación a diferencia de otros países nosotros no usamos muchos productos químicos, sino productos biológicos, por ejemplo aquí (en Nicaragua) se usa mucho el ácido oxálico, como las mieles se venden como miel orgánica tratamos de no usar productos químicos sino productos de origen biológico”, afirmó el productor Fabricio Mendoza,  Comisión Nacional Apícola de Nicaragua, CNAN.

El ácaro puede adherirse al cuerpo de las abejas en su fase larvaria o adulta por contacto directo, es decir la varroa se pasa de una abeja a otra y se desprenden para introducirse en las celdas de la colmena tanto del zángano como de la obrera.

“La varroa es capaz de eliminarle todo el apiario (…) la varroa siempre está presente, lo que pasa es que cuando la colmena se debilita lo que hace ella es reproducirse mágicamente”, sostuvo Mendoza.

Afectaciones de varroa

Cuando este parásito externo ataca el apiario, las abejas sufren drásticas  consecuencias: no pueden volar, tienen un tamaño reducido, crecen con alas deformes, falta de fuerza, pueden tener muerte prematura y se da un debilitamiento de la colmena en general.

En Nicaragua los niveles de infestación aceptados de varroa en los apiarios oscila entre el 3% y 5%, mayor a esos niveles significa que la colmena necesita  tratamiento con urgencia, un mayor cuido, es decir “hay que ponerle atención”.

Existen factores externos que favorecen la propagación de este ácaro, incluyen  las prácticas inadecuadas del manejo de la colmena como la introducción de abejas reinas con obreras acompañantes infestada o el movimiento de colmenas de apiarios altamente infestados, por ejemplo.

“Cuando la colmena se va debilitando lo que hace la varroa es reproducirse, porque como hay pocas abejas tiene menos capacidad para controlar todo los insectos o los intrusos dentro de la colmena, pero cuando ya está bien poblada tiene la capacidad de excluir, digamos, o sacar de la colonia a cualquier tipo de insecto o parásito que ella tenga”, explicó Mendoza.

El ácido oxálico, que comúnmente se utiliza en Nicaragua para combatir la varroa, se rocía a las colmenas con un atomizador para expulsar el ácaro de las colonias

Otras plagas

El escarabajo de colmena, cuyo nombre científico es Aethina Tumida, también puede poner en alerta a los apicultores. Ésta es una plaga que puede repercutir en la población de abejas causando una disminución en la producción.

“Es un insecto y tiene presencia nacional, pero se ha visto que todavía no ha habido ninguna gran afectación del escarabajo en las colmenas, sí hay presencia, pero todavía no hay una afectación en pérdidas de colmenas por la infestación de escarabajo”, señaló Mendoza.

Otro asesino silencioso de las abejas es producida por un parásito denominado nosema que causa la enfermedad conocida como nosemosis, y ataca principalmente a las abejas adultas: obreras, zánganos y reinas.

“La enfermedad que tenemos normalmente es la nosema, pero tiene que ver con el manejo de la colmena, si yo no cambio los panales, si los panales son muy viejos, entonces lo que tengo es un problema de nosema y se debe a eso, entonces volvemos a lo mismo, un problema de manejo”, agregó.

El éxito

Según este apicultor el buen manejo sanitario, genético y nutricional de cada colonia evitará daños en el futuro, eso garantizará una “colmena fuerte”.

El buen manejo, incluye mantener una buena alimentación de la colmena, hacer una muy buena selección genética de la colmena que estoy reproduciendo, buenas condiciones ambientales y las adecuadas.

Por otro lado, otra recomendación que los apicultores deben tener en cuenta es el manejo es el buen material para iniciar en esta actividad, es decir “buena caja, buen piso, buena tapadera, que tenga panales nuevos”, etcétera.

“Prácticamente, si yo manejo bien mi colmena tiene muy pocas probabilidades de infectarse o de contagiarse de algún virus, de alguna enfermedad o alguna plaga”, finalizó Mendoza.

Fuente:

http://repositorio.una.edu.ni/3410/1/tnl72m672.pdf

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