En la última década ha surgido un problema que ha preocupado al mundo científico: la esperanza de vida de las abejas. De acuerdo con estudios de organizaciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza, y de centros de educación superior como la Universidad de Maryland en Estados Unidos, la “vida útil” de las abejas se ha reducido en un 50 por ciento en los últimos años.
Hace 70 años, una abeja obrera vivía una media de 34 días. Hoy, una abeja obrera vive 18 días. Las abejas reinas también han reducido su esperanza de vida de 5 a 3 años. Este hallazgo ha sido realizado por un equipo de investigadores que estudiaba el efecto del abastecimiento de agua sobre las colmenas, y puede ayudar a entender la bajada en la producción de miel y el colapso del 30 al 40 por ciento de las colmenas durante el invierno.
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Algunos factores que influyen en el acortamiento de vida de las abejas son las diferentes crisis climáticas y ambientales en nuestro planeta Tierra. La reducción de hábitats, la introducción de parásitos a las colmenas y los pesticidas utilizados también han afectados a las abejas hasta el punto de reducir su esperanza de vida.
Scientific Reports (2022) indica que las tasas de pérdida resultantes reflejan la experiencia actual de los apicultores, lo que sugiere que la vida útil promedio de las abejas juega un papel importante en el éxito de la colonia. Y, por consiguiente, la importancia del correcto funcionamiento de las colmenas para llevar a cabo el proceso de la polinización en la agricultura, y los pequeños y grandes productores.
Según Anthony Nearman y Dennis van Engelsdorp, investigadores de la Universidad de Marylad, aún es posible encontrar una solución a esta problemática; y es que, durante los procesos de la producción de miel, las abejas están siendo aisladas justo antes de la adultez.
Ambos científicos explican que “la tasa de mortalidad se ha duplicado porque es justo en este punto cuando las abejas están sufriendo de enfermedades que les impide seguir con su vida útil” (2022). La recomendación es, por lo tanto, aislar algunos factores genéticos en las poblaciones dentro de las colmenas.
Esto se dio a raíz de que se descubrió que tanto las abejas que se encontraban en sus respectivas colonias y las que estaban en laboratorio para estudios tenían el mismo promedio de expectativas de vida, cuando lo “natural” sería que estas últimas viviesen menos tiempo que las primeras.
El problema se ha descubierto en colmenas de los Estados Unidos y son necesarios más estudios en otros lugares para confirmar el alcance geográfico. Los expertos proponen seleccionar las abejas más longevas para fundar nuevas colmenas y mejorar el abastecimiento de agua y nutrientes. ¿Qué propuestas conoces para preservar la vida de las abejas? ¡Te leemos en los comentarios!
